martes, 4 de abril de 2017

¿Por qué aprender a través del juego?


"Los adultos de manera frecuente creemos que los pequeños juegan para entretenerse, para dejarnos tiempo libre. La realidad es bien diferente. Los pequeños no juegan para entretenerse, ni para dejarnos tiempo, sino más bien pues es el medio por el que entienden de qué forma es el planeta y se integran en él. Jugando desarrollan sus destrezas físicas, su inteligencia sensible, su inventiva, su imaginación, su capacidad intelectual, sus habilidades sociales... y al paso que desarrollan todo eso, gozan y se entretienen. Mas jamás en la historia los pequeños han jugado menos que ahora. ¿Puede esta revolución sigilosa no tener consecuencias?
Los cachorros mamíferos juegan mucho mientras que son pequeños, y de esa forma adquieren las habilidades que precisarán de adultos, de una forma agradable y gratificante. Cuanto más inteligente es la especie, más esencial es la etapa dedicada al juego, de ahí que los pequeños son los "cachorros" que más tiempo dedican a jugar... si se los deja.

¿A qué jugamos? A aprender jugando

El género de juego para el que están preparados los pequeños viene condicionado por su edad y instante evolutivo, y conocerlo es esencial si deseamos entender o bien compartir sus juegos, ponernos a su altura o bien, sencillamente, no interferir.
Hasta los siete años, más o menos, el pequeño no distingue realidad de ficción y vive en una atmosfera "mágica". Aún no ha desarrollado absolutamente su capacidad de abstracción, con lo que muchos pedagogos consideran inadecuado los intentos de "enseñarles" en clave racional. Ciertas pedagogías han estudiado pausadamente el proceso de desarrollo del pequeño, y ajustan el programa escolar a esta realidad. Es el caso de la pedagogía Waldorf, para la que el desarrollo de la inteligencia humana tiene un "calendario" de desarrollo propio, y cada etapa es provechosa si se asienta firmemente en la precedente. Para la Escuela Waldorf , la adquisición de habilidades y conocimiento he de estar dependiendo de la evolución de los pequeños, y no al revés. En los primeros años, el juego imaginativo y creativo forma el fundamento para la aparición siguiente del pensamiento abstracto y de facultades racionales más complejas. Dicho de otra forma, en esos años jugar semeja ser la actividad más seria que se puede efectuar.
Bruno Bettelheim asimismo distingue 2 fases claras en la evolución del juego infantil: el juego libre, hasta los siete años, y el juego estructurado, por el que se marchan interesando desde esa edad.
El juego espontáneo evoluciona de este modo

Hasta los tres años, el pequeño toma posesiónde su cuerpo y avanza en el conocimiento del planeta que les circunda. Es una fase de experimentación con su cuerpo y con su entrecierro. Susprimeros juegos se fundamentan en la imitación. Los pequeños juegan a desempeñar exactamente las mismas actividades que hacen los adultos, adquiriendode esa forma habilidades útiles para su vida.
Entre los tres y cinco años es la edad de la imaginación. Son capaces de crear símbolos desde cualquier cosa -una caja de zapatos puede ser un camión, y un rato después una casa de enanitos- y sus creaciones son absolutamente reales para él. Los juguetes demasiado "acabados" dismuyen sus posibilidades de imaginar y simbolizar desde formas básicas.


Entre los cinco y los siete años, su imaginación prosigue desarrollándose, de manera que no solo crean objetos, sino más bien asimismo historias con un hilo argumental poco a poco más elaborados. Es la edad del "vale que". El vale que es el procedimiento por el que los pequeños se distribuyen los "papeles" y hacen un primer planteamiento de la historia que van a representar, y que para ellos es muy real. Por ejemplo: "Vale que era la mamá y eras el bebé y te llevaba al médico, etcétera". En general, múltiples "vale qués" a lo largo del juego sirven para repartir y negociar los "papeles", y van reconduciendo la historia cara su objetivo.


Las cualidades que se desarrollan a lo largo de estas etapas infantiles sonel fundamento mismo sobre las que se asienta la capacidad de materializar y llevase cabo capacidades más complejas e inclusive el trabajo de adulto. "Aquellos que se toman el juego como un simple juego y el trabajo con excesiva seriedad,no han comprendido mucho ni lo uno ni lo otro", asevera H. Heine. Este género de juego es la base sobre la que se despliega cualidades superiores como laimaginación, la inventiva, la constancia en el ahínco, etcétera que pueden resultar con seriedad olvidadas si se impide su ejercicio a través de ,por ejemplo, esa gran neutralizadora de la inventiva, la imaginacióny la diligencia infantil, que es la T.V..

Juego libre y juego estructurado

Hasta esa edad los juegos tienen un alto significado simbólicoy cumple múltiples propósitos. Asevera Bruno Bettelheim en su obra. No hay progenitores perfectos "los pequeños se valen de los juegospara solucionar y dominar contrariedades sicológicas muy complejas del pasadoy del presente. Tan valioso es el juego en ese sentido que la terapia por el juego se ha transformado en el procedimiento primordial para asistir a losniños pequeños a vencer sus contrariedades emotivas".
Jugar es para los pequeños pequeños un acto creativo de primera importancia, que no solo les ayuda a aprender el planeta sino más bien a solucionar sus enfrentamientos y contrariedades. Es la edad del juego libre y creativo basado en la imitación y por el que desarrollan su capacidad para crear símbolose inventar historias desde cualquier cosa: una caja de zapatos puede ser un camión, y un rato después una casa de enanitos. Este contenidosimbólico de los juegos forma la base misma de la inteligencia humana,y tienen una "lógica" interna, con independencia de que laentendamos o bien no.
En esta fase podemos "incorporarnos" a sus juegos imaginarios ,pero no es conveniente "dirigirlos". Es esencial no interferir tratando de dirigir el juego cara comportamientos aproximadamente lógicospara los adultos mas que desvíen al pequeño del propósitob intrínseco de su juego. Este autor advierte "cuando no hay riesgo inmediato, lo mejor acostumbra a ser aprobar los juegos del pequeño sinentrometerse. Si bien bienintencionados, los sacrificios por asistirle puedendesviarle de buscar, y con el tiempo hallar, la mejor solución".
Desde los siete años los pequeños van saliendo poco a pocode su atmosfera mágica, y ya discriminan meridianamente entre lo quees realidad y ficción, interesándose por otras actividades. Apartir de entonces empiezan a estar listos para los juegos estructurados, con reglas anteriormente establecidas, que prosiguen completando su "programade desarrollo". Son juegos más activos, más competitivos,en los que el pequeño vive la exhuberancia de una actividad físicaintensa y gratificante, mientras que aprende a respetar las reglas del juego colectivo y compaginar sus intereses con los del conjunto.

La familia que juega unida...

Arrastrados por la barahúnda del día tras día, por la inmediatez de lo urgente, muchos progenitores y madres ven poco a sus hijos a lo largo del curso escolar, apenas un rato al final del día. Jugar juntos nos semeja un lujo inaccesible, o bien aun una pérdida de tiempo, conforme el día. Y no obstante, compartir el juego no es solo una forma agradable, lúdica y gratificante de hacer ejercicio y gozar en familia. Es asimismo una ocasión para gozar de una relación alén de los papeles establecidos progenitores - hijos, un aspectode la relación familiar frecuentemente descuidada mas que puede ser de incalculable ayuda, por servirnos de un ejemplo, para vivir con mayor estabilidad la turbulenta etapa adolescente.
Y es que, tal vez, el escaso valor que damos a la necesidad de jugar en la niñez se deba a que hemos perdido a ese "homo ludens" que todos llevamos dentro. Y si cerrásemos ahora los ojos y también hiciésemos el ejercicio mental de ubicarnos en pongamos veinte años, posiblemente nos embargue la nostalgia del tiempo perdido, ese tiempo pasado en que tuvimos la ocasión y no aprovechamos de gozar de ese fugaz presente de progenitores de pequeños que medran demasiado deprisa. Mas estamos a tiempo".

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